Desde que soy madre he perdido calidad de vida, y la he ganado.
El día en el que nació mi hija no fue el mejor día de mi vida.
Me ingresaron a las 8 de la mañana en el hospital para una precipitada inducción al parto.
Estuve muchas horas con oxitocina sintética y epidural sin poder levantarme de la cama.
Una persona de la que aún hoy no sé nombre ni cargo entró en el paritorio y sin mediar palabra me abrió de piernas y me rompió la bolsa.
Después de casi 24 horas mi hija nació por una cesárea de urgencia.
Cuando por fin la tuve en brazos, no sentí el enamoramiento del que me habían hablado. Sentí miedo porque ese bebé tan pequeño ahora era responsabilidad mía, cuando ni siquiera sabía cuidar bien de mí misma.
La primera noche fue horrible. No podía moverme del dolor que sentía por la cesárea. No conseguía colocarme bien a la bebé para darle el pecho porque cualquier postura me incomodaba.
Y los meses siguientes fueron igual.
La falta de sueño te lleva a un estado de nervios en el que un simple “buenos días” de tu pareja puede sentarte como un jarro de agua fría. “Buenos días lo serán para ti que has dormido más de dos horas seguidas”.
Desde entonces, no volví a dormir del tirón en tres años.
Tampoco volví a ir sola al baño.
Algunos días se hacía de noche y no me había dado tiempo a ducharme. Ni siquiera me había dado tiempo a acordarme de que tenía que ducharme.
Cuando por fin aprendimos a sobrevivir a la crianza de un bebé y llevar a la vez una vida, empezó la salida de los dientes. Y los dolores. Las fiebres. Las heridas. Las horas en urgencias.
Hay algo peor que temer por tu salud: temer por la de tu hijo.
Y cuando la niña dejó de tener despertares nocturnos, empecé a tenerlos yo.
La elección de colegio. Castigo sí o no. Rabietas en mitad del supermercado.
Rabietas por la comida. Rabietas por la tele. Rabietas porque nos vamos del parque.
Joder el parque. ¿Existe un sitio peor? Tu mochuelo que corre por lo alto del columpio con forma de castillo, y llegando a la torre, se cae por uno de los laterales a los que han decidido que, quitarle una puñetera pared para que los niños se precipiten por ahí, era una buena idea.
Ni una señal de stop, danger o lo que sea.
Y por si cuidar de la integridad física de tu hijo fuera poco, por encima tienes que aguantar alguna que otra mirada inquisidora si tu hijo merienda arena en vez de quinoa.
Porque las críticas y los juicios es algo que duele en el alma. El sentirte una mala madre. La incertidumbre de saber si lo estás haciendo bien o si le quedará un trauma de por vida…
Que ser madre no es fácil. No es bonito. No es limpio si haces baby led weaning…
La que sí es bonita es mi hija.
Es un ser tan dulce, tan puro y tan bueno…
El día que vino al mundo se enganchó al pecho y me miró. Jamás me habían mirado así en mi vida.
Mi hija me mira de una manera especial, me mira como diciendo “ella es mi casa”.
Recuerdo cuando era un bebé de días, que aún con el dolor de la cesárea sentí que volvería mil veces a pasar por ese parto si el resultado era tenerla a ella.
Por las noches, mientras la amamantaba, aprovechaba para leer, estudiar y ver series.
Por la mañana dormíamos juntas.
Y es que si mi niña no dormía por la noche, en el momento en el que dormía de día yo me echaba con ella.
Los bebés no entienden de horarios ni calendarios.
Para qué iba yo a forzar a una personita tan indefensa a las costumbres de esta sociedad pudiendo yo adaptarme a las costumbres mamíferas.
El primer día que se puso enferma sentí morirme de angustia. Pero cada día doy gracias porque mi hija naciera sana.
Mi hija es una guerrera. Tiene carácter y lucha por lo que quiere. No se conforma. No es una niña obediente, se lo cuestiona todo.
De pequeña, cuando no estaba de acuerdo con algo, lo expresaba con contundencia, en cualquier lugar. Y me gusta que lo haga a pesar de las miradas de “calle a esa niña señora”, “enseñe a su hija a cerrar la boca en un sitio público”.
No enseñaría jamás a mi pequeña a callarse su opinión. Ni aunque a los dos años tu opinión la expreses a voces y pataletas.
Al cuerno con las críticas.
Cuánto me ha enseñado mi pequeña.
Me ha enseñado a relativizar. La casa no estaba tan desordenada como yo creía, solo es una casa vivida.
Tampoco voy tan despeinada. Tampoco llevas la sudadera tan manchada de chocolate.
Me ha enseñado a apreciar lo realmente importante, las pequeñas cosas.
Desde que soy madre he perdido calidad de vida, y la he ganado.
Porque ser madre no es blanco ni negro. Ser madre tiene tantas tonalidades que no habría colores en el mundo para definirlas.
Ser madre es sentirte hoy alegre y mañana superada.
Es sentirte hoy cansada y mañana motivada.
Es una mezcla de emociones, sentimientos y experiencias diferentes.
Cada mujer no tiene una maternidad, cada mujer tenemos la maternidad que vivimos en cada minuto de nuestra vida.
No tenemos que estar siempre felices, no tenemos que estar siempre contentas, no tenemos que estar siempre rebosantes de amor y positividad.
Podemos estar tristes, cabreadas y hasta los ovarios.
Podemos hacer, sentir y decir lo que queramos y nadie puede juzgar lo buena o mala madre que somos.
Lo habéis comprobado al leerme, la maternidad para cada mujer supone una montaña rusa de sentimientos.
Porque al final del día, cuando el mundo sigue girando, somos cada una de nosotras las que contemplamos enamoradas a nuestros pequeños dormidos, y por un momento, olvidamos todo para disfrutar de la paz de su sueño.
Los hijos cambian tu vida, no podemos seguir con la vida que llevábamos antes. Cómo lo afrontes depende de ti.
El día en el que nació mi hija no fue el mejor día de mi vida. Fue el primer día, del resto de mi vida.
-16 Comentario-
Que te digo Maca… me emocioné tanto cuando leí este post que me costó contener las lágrimas.
Me parece un post valiente, porque no es fácil aceptar según qué cosas. Y me siento tremendamente identificada. A veces tengo una lucha interior porque me apena todo lo que he dejado atrás pero por otra parte no me concibo sin mis niños…
Gracias por haber escrito esto, de corazón.
Me emociona encontrar alguien, que intenta plasmar lo que siente una mujer con su maternidad. Es una gran ayuda para mí, como hombre que intenta entender lo que le ocurría a mi mujer, cuando nació nuestro hijo y ojalá te hubiera leído antes. Creo que se acerca mucho a la realidad que viven muchas mujeres y no a la idílica realidad que muchas se imaginan. Al menos yo, veo muchas similitudes a la experiencia que he vivido con mi pareja y me ha ayudado enormemente a asimilar lo vivido. Gracias… gracias a todas por regalarnos el don de ser padre, por vuestro valor, generosidad y esfuerzo diario. Gracias por los días en los que sí y por los días en los que no. Gracias por hacerme mejor, e inundar mi día a día de experiencias buenas y malas. Es lo mejor que me ha pasado en la vida, y una experiencia durísima para una pareja, que puede llegar a uniros de forma increíble o distanciaros para siempre. Pese a todos los duros momentos que hemos pasado y pese a verme superado infinidad de veces, pese al cambio radical de nuestras vidas y la pérdida de calidad en las mismas, jamás volvería atrás a cambiar un sólo momento, porque mi hijo con un abrazo, con un: «papá», con una sonrisa y un sólo beso que nos dirija, a mí o a su madre, hace que todo cobre sentido… Ojalá siga siendo así y la montaña rusa siga haciéndome sentir vivo y motivado.
Firmado: un hombre enamorado de su mujer, de su hijo y de la vida
PD: compro todos los billetes de esa montaña rusa siempre que sea con ellos.
Ánimo a todas/os porque la vida hay que vivirla….
Jo Maca qué bonito y cuanta razón tienes….ser madre nos enseña a valorar lo realmente importante y no perder tiempo con tonterias. Y a mandar al cuerno a opinologos y criticones.
Uf, me has emocionado un montón Maca. Y es que me siento muy identificada con lo que dices. Por supuesto que de un lado se pierde, pero lo que ganas es inexplicable. Y te lo dice una que lleva 5 años sin dormir, empalmando uno con otra. Y es que nadie me ha mirado, ni me mirará como lo hacen ellos.
Me encanta! La última frase lo resume muy bien, me siento igual; el nacimiento de mis hijos ha marcado el primer día del resto de mi vida, me pasó hace 15 años y me volvió a pasar hace 29 meses. Y ahora que están es como si siempre hubiera sido así,porque no te imaginas la vida sin ellos, cualquier preocupación merece la pena sólo por el hecho de experimentar ese amor incondicional que se siente hacia ellos. Un post muy emotivo!
No he podido dejar de pensar e imaginar en mi cabeza cada palabra y sentimiento. Me siento totalmente identificada salvo porque tuve muy buen parto y mi nene a penas tiene meses. Cada dia me levanto pensando que me deparará el día a su lado y si sabré estar a su altura. Tener una vida en tus manos es tan frustante y a la vez tan especial y maravilloso que hoy en día ni recuerdo como era mi vida antes de que todo girase a su alrededor. Volvería a pasar por noches en vela y faltas del sueño mil veces mas. Todo es poco para ellos y dedicarles tus mejores formas y sonrisas quizas les haga ser mejores personas de mayores.
Gracias por ese texto en el que parece que estes casi hablando de una misma. Desde hoy me declaro fan tuya. Gracias por hacerme volver a recordar y sentir esos sentimientos contradictorios pero los que no cambiarías nada del mundo.
Y me quedo en la memoria con la frase *El día en el que nació mi hija no fue el mejor día de mi vida. Fue el primer día, del resto de mi vida* porque eso es lo que siento❤️
Uf, me ha encantado tu escrito y dices tantas verdades… que nada ni nadie cambie a tu hija ni la relación tan bonita que tienes con ella
Ufff me has sacado una lagrimilla. Cuánta razón en cada una de tus palabras. No.cambio ni una coma. Además estoy especialmente sensible porque mañana mi hijo cumple 2 años y tengo una mezcla de alegría y emoción y a la vez tristeza y pena. Yo muchas veces ni recordaba cuanto hacia que no me lavaba el pelo jaja. Yo me enfado, lloro, me cabreo, pero cada noche, antes de dormir, le doy un abrazo bien fuerte, le doy un beso y le digo que le quiero proque aunque me saque de mis casillas, es lo.mejor que he hecho en mi vida y si, no tendré la vida de antes pero esta vida me gusta aún más. Precioso.
Es perfecta, creo que la maternidad es así, así debe serlo, es un aprendizaje constante. Es enriquecedor y a la vez duro . Dicen que en la maternidad no existen los errores, ni las criticas ni los excesos, todo son lecciones por aprender y por supuesto disfrutar.
Puede decirse más alto pero no más claro
100% identificada!! Que razón tienes!! …sentirse hoy alegre y mañana superada…. jajajaja. Yo con 3 ya no se ni como me siento a veces!
Me encanta cómo lo has descrito. Y es que es así la maternidad. Tiene todo lo bueno y todo lo malo del mundo. Es horrible por un lado pero ellos son lo mejor que tenemos. Ni blanco ni negro… todo el arco iris. Muchas gracias y lo comparto
Con lo de merendar arena en vez de Quinoa me has matado de risa, . Me ha encantado el post, la maternidad no es fácil y es cansada pero a mi me compensa y la verdad que yo no creo que me haya restado calidad de vida, al revés pienso que mis hijos me han enseñado a disfrutar de verdad de la vida.
Jolines, avisa antes «leer con pañuelo» que llorera pero que bonito y que cierto todo lo que expresas, cuántas cosas tenemos por decir!
Con el tema del no peinarse y el expresar opiniones entre gritos y llantos sin que pase nada ¡ya me has ganado! Es así, la mía me mata varias veces al día, pero no la cambiaría por nada.
Me ha encantado y podrías añadir muchas más cosas que te hacen ser una súper madre y te han hecho además una heroína.