Juego de tronos ha terminado decepcionando por el mismo motivo por el que triunfó. Análisis del capítulo final.
ALERTA SPOILER! Este post contiene spoilers del capítulo final de Juego de Tronos.
La rompedora de cadenas no fue capaz de acabar con la cadena que más fuerte le agarraba: su fijación por el trono de hierro.
Decir que la locura de Daenerys ha sido fortuita es no recordar la trayectoria del personaje, o recordar solo la superficial epicidad de la madre de dragones sin leer su verdadera personalidad desde casi el inicio de la serie.
En una de las escenas más impactantes del capítulo final, con el último dragón contemplando el discurso de su madre hacia el ejército que aún le rinde lealtad en un escenario muy hitleriano, la Khaleesi demuestra que, como bien dice Tyrion, (el cual protagoniza una de las mejores escenas del capítulo arrojando el broche de mano del rey al suelo) no es alguien con deseos de paz.
Su pretendido fin de liberar esclavos, no es más que una excusa que esconde su sed de venganza.
¿Por qué si no calcinaría al pueblo de Desembarco del Rey una vez caída la reina Cersei? ¿Por qué si no querría repetirlo las veces que hiciera falta, de sur a norte de Poniente, como firmemente les dice a sus Inmaculados?
Las intenciones de Dany han sido desde el minuto uno llegar al poder, y en ningún momento ha estado entre sus planes renunciar al trono, ni por la eterna libertad de todos los pueblos del mundo, ni siquiera por dejar de ver morir en batalla a sus queridos hijos alados.
Jon Snow no sabe nada, mira a su tía como el que mira una ecuación matemática de la que no sabe la fórmula, y es el inteligente de los Lannister el encargado de dársela. Amor, deber, deber, amor. Daga en el corazón.
¿Era acabar con la dictatorial Targaryen la respuesta y la finalidad de la resurreción de Jon en la sexta temporada?
Canción de hielo y fuego.
«El amor es la muerte del deber»
La desesperación de Drogon al ver el cadáver de su madre, y la épica llamarada al trono de hierro es una de las joyas audiovisuales que nos deja esta última temporada.
Y es que el gran dragón es el que acaba por confirmarnos que lo que ha matado a su madre es el anhelo de poder. Destruir el trono de hierro es el símbolo político más potente que nos han regalado los guionistas, seguido por el intento fallido de instaurar la democracia del adorable Sam.
Sin embargo, los Siete Reinos no pueden quedar sin gobernante y los representantes de las principales casas se reúnen para dictaminar el destino de los personajes que aún nos quedan vivos. Cabe destacar lo bien que ha crecido el joven Arryn, estoy segura que en parte, y permitidme el guiño, gracias a la lactancia prolongada que mantuvo varios años.
El poderío de Sansa haciendo callar a su tío me recuerda por qué me hubiera gustado verla a ella como reina de Poniente, pero en la serie, como en la vida, lo mejor no suele ser lo que nosotros queremos, sino lo más conveniente.
Después de tantas temporadas y de tan larga espera, es fácil tener lagunas y caer en la sensación de que el rey elegido es sencillamente un despropósito. A mí, me parece lógico teniendo en cuenta la importancia de Bran en la serie, la verdadera razón por la que era el objetivo del Rey de la noche, el hold the door…
El primer hecho que augura que el pequeño de los Stark será un rey justo es el de enviar a Jon a la Guardia de la noche. Algunos dicen que merecía un final mejor. Y yo me pregunto, ¿qué mejor final para alguien que no quiere reinar, que regresar con su lobo, y caminar junto a sus amigos del Pueblo Libre?
La que sí quiere reinar, y muy bien que lo hace, es mi querida Sansa, que al fin es la reina en el independiente Norte y que acaba de la mejor manera, al igual que su hermana Arya, que se va de crucero y de cuyas futuras aventuras me encantaría ver un spin off.
Como era de esperar, nunca llueve a gusto de todos. Los hay que esperaban un final más al estilo Walt Disney, los hay que esperaban un desenlace peor que el hundimiento del Titanic, y los hay que esperaban sencillamente otra cosa, aunque no saben muy bien qué.
Yo, siendo de la opinión de los que creen que ha sido precipitado, me parece un buen final.
Juego de tronos ha terminado decepcionando por el mismo motivo por el que triunfó: Hacer lo que nadie esperaba.
Muchos buscaban un final épico, a la altura de una de las mejores series que existen, y es posible que sea precisamente ese el engranaje que nos chirría: Será que nada ya puede estar a la altura del universo que ha sido Juego de tronos, ni siquiera su propio final.
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